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La Dama Tóxica de Riverside

  • Foto del escritor: Damian Terratrun
    Damian Terratrun
  • 12 mar 2021
  • 11 Min. de lectura

Sobre las 20:15 horas del 19 de febrero de 1994, Ramírez, que sufría de los efectos del cáncer de cuello uterino, fue llevada a la sala de urgencias del Hospital General de Riverside por los paramédicos. Cuando las enfermeras le quitaron la camisa para aplicar los electrodos del desfibrilador, notaron un extraño brillo aceitoso en su cuerpo. El personal médico detectó un olor afrutado y a ajo que salía de su boca, posteriormente las enfermeras colocaron una jeringa en el brazo de Ramírez para obtener una muestra de sangre.


Su sangre olía a amoníaco y había partículas de color manila flotando en ella.

En total 23 de 37 personas fueron afectadas por diversos síntomas que incluían náuseas, desmayos, convulsiones, vómitos y ardor en la piel. En tan solo media hora, la mujer moriría dejando a la mitad de las enfermeras de guardia, doctores y personal de la sala de urgencias inconscientes. Esta es la historia de Gloria Ramírez, la dama toxica de Riverside.



Bienvenido a Agnósticos.

Sigue tu razón tan lejos como te lleve.



A veces hay casos extraños que sirven para confundir incluso a los más experimentados de la comunidad médica, y uno de ellos es sin duda el momento en que una mujer fue llevada a la sala de emergencias para enfermar a todos los que se acercaron a ella.


Gloria Cecilia Ramírez, mexicana de 31 años, había nacido el 11 de enero de 1963, aparentemente era un ama de casa perfectamente normal que vivía en Riverside, California, junto con su esposo, desafortunadamente, padecía cáncer de cuello uterino en estado avanzado, era madre de dos niños y trabajaba de voluntaria en una escuela primaria.


En 1994, las cosas para la familia Ramírez habían empeorado, ya que Gloria estaba luchando contra el cáncer de cuello uterino, sometida a quimioterapia y tratamiento regular, pero, aun así, según todos los informes, se había mantenido de buen humor durante su mala experiencia. En la noche del 19 de febrero de 1994, su salud empeoró repentina e inexplicablemente cuando la presión sanguínea de Gloria se desplomó y desarrolló una dificultad severa para respirar y mareos.


Sus síntomas, de bastante gravedad, eran primariamente problemas respiratorios, como falta de aire e incapacidad para poder controlar la respiración con voluntad propia. Ramírez llegó a la sala de urgencias del Hospital General de Riverside, en Estados Unidos. Ella estaba muy confundida, sufrió de taquicardia y respiración de Cheyne-Stokes.


La mujer vestía shorts y una playera, estaba despierta y respondía a la preguntas de los servidores de salud con palabras vagas y aveces balbuceos inentendibles. Tomaba respiraciones muy superficiales y rápidas.


Cuando llegó, Gloria fue descrita como completamente incoherente, su corazón latía significativamente más rápido de lo normal, y pronto se dio cuenta de que estaba en medio de un paro cardíaco. Lo único inusual hasta ese momento, era su edad, decía Mauren Welch una terapeuta respiratoria que estaba asistiendo la sala de trauma esa noche.


“Esta mujer tiene apenas 31 años y por lo general la gran mayoría de pacientes con esos síntomas suelen ser ancianos “

El personal médico le dio tratamiento de inmediato y la puso en oxígeno, pero esto pareció hacer poco para ayudar a su condición inexplicable, se le suministraron sedantes (diazepam, midazolam y lorazepam), con el fin de cesar la desesperación que los síntomas la ocasionaban. Posteriormente cuando los médicos se dieron cuenta que Ramírez no estaba respondiendo al tratamiento, las enfermeras comenzaron a quitarle la parte superior de la ropa para administrar la desfibrilación.


Mientras Gloria estaba siendo preparada, se notó que había un brillo aceitoso extraño y resbaladizo en su piel, y el aire quedó impregnado de un olor extraño y afrutado con un tono de ajo, que se creía que salía de su boca. Otros presentes dirían que también notaron un ligero olor a amoníaco, pero nadie tenía ninguna explicación para esto.


Se decidió tomar una muestra de sangre, y cuando una enfermera insertó la jeringa, las cosas se pusieron aún más extrañas, cuando el olor a amoníaco se hizo mucho más fuerte, y se pudo notar que había pequeñas partículas en la sangre que parecían “cristales blancos” flotando en la muestra como moscas en ámbar. Así que se le acerco la jeringa con sangre a la doctora Mauren, ella pensó que se podía tratar de un olor que en ocasiones la sangre despide cuando el paciente está en quimioterapia, que toma un olor pútrido por las medicinas que toma, pero no olía a eso, olía a amoniaco. Esto fue confirmado por el Dr. Humberto Ochoa, a cargo de la sala de Emergencias.


Mientras el médico principal a cargo miraba la muestra de sangre desconcertado, ese hedor de amoniaco se extendió para impregnar toda la habitación, y fue entonces cuando la enfermera Susan Kane se volteó hacia la puerta y perdió el equilibrio, alguien gritó que la atraparan y fue el Dr. Ochoa quien pudo abalanzarse hacia ella para evitar su repentina caída sobre el suelo. La enfermera se encontraba quejándose de una sensación de ardor en su rostro así que rápidamente la colocaron en una camilla y se la llevaron del cuarto de Trauma 1.


La estudiante residente de medicina Julie Gorchynski se comenzó a sentir mareada, decía que sentía su cabeza muy ligera y antes de dejar la sala del trauma se desmayó, seguida por la especialista en respiración Maureen Welch, y antes de que la gente cayera de izquierda a derecha como fichas, otros asistentes también cayeron inconscientes o experimentaron síntomas físicos agudos, como mareos, sensación de ardor etc. La residente entraba en shock de forma intermitente, dejaba de respirar por segundos y después volvía a hacerlo, sufría una condición conocida como Apnea.


La doctora Maureen quien fue la tercera en sucumbir dice:

“Recuerdo a alguien gritar, entonces me desperté y no podía mover mis extremidades”

EL Dr. Ochoa ordenó a la sala de emergencias que inmediatamente evacuara por completo a todo el personal no esencial y a cada paciente, luego de lo cual se determinó que un total de 23 de los 37 miembros del personal de la sala de emergencias habían caído enfermos en presencia de Gloria, quienes sufrieron apneas, hepatitis, pancreatitis, temblores e, incluso, necrosis vascular. Cinco de ellos lo suficientemente mal como para requerir hospitalización durante el resto de la noche, y nadie tuvo la más mínima idea de por qué.


Solo unas pocas personas se quedaron para tratar de cuidar a Gloria, cuya condición empeoraba constantemente. A pesar de todos los intentos de ayudarla, a las 8:50 de la noche, después de 35 minutos de RCP y desfibrilación, Gloria Ramírez perdió la vida, la causa oficial mencionada como insuficiencia renal relacionada con su cáncer cervicouterino. En cuanto a por qué todos los que se acercaron a ella parecían desmayarse o enfermarse fuertemente, nadie lo sabía, y las respuestas no serían tan fáciles de encontrar.


Afuera en el estacionamiento, el personal del hospital estaba tratando pacientes y colegas enfermos bajo el brillo naranja tenue de las lámparas de azufre. La salida de Gloria de las instalaciones fue más como un ejercicio de contención de riesgo biológico que una extracción del cuerpo. El personal vestido con trajes completos de biocontención de materiales peligrosos colocó el cuerpo en un ataúd de aluminio sellado y tomó muestras de aire de toda la sala de emergencias para detectar toxinas.


Gorchynski la más gravemente afectada. Pasó dos semanas en cuidados intensivos, donde además de la apnea sufrió hepatitis, pancreatitis y necrosis avascular, una condición en la que el tejida óseo no tiene sangre y comienza a morir. En su caso la necrosis avascular atacó sus rodillas, restringiéndola a muletas durante meses.


“Se necesita una toxina realmente potente para hacer todo eso”

Dice Sheldon Wagner, toxicólogo clínico de la Universidad Estatal de Oregón.


Cuando la autopsia real se llevó a cabo una semana más tarde, se realizó en condiciones similares, con los asistentes en equipo de protección grueso, pero extrañamente se descubrió durante esta autopsia inicial que no parecía haber signos de toxinas, ni rastros de cualquier cosa que pudiera explicar los fuertes síntomas mostrados por aquellos que habían estado cerca de ella, llevándolo más profundo a lo extraño.


El departamento de salud del condado llamado el Departamento de Salud y Servicios Humanos de California, puso dos científicos sobre el caso, las doctoras Ana María Osorio y Kirsten Waller. Entrevistaron a 34 miembros del personal del hospital que habían estado trabajando en la sala de emergencia el 19 de febrero. Se dio uso de un cuestionario estandarizado, y Osorio y Waller encontraron que las personas que habían desarrollado síntomas severos, como pérdida de conciencia, falta de aliento, y los espasmos musculares tendían a tener ciertas cosas en común.


Las personas que habían trabajado en los dos pies de Ramírez y habían manipulado sus líneas intravenosas habían estado en alto riesgo. Pero hay otros factores que se correlacionaron con síntomas graves que no parecen coincidir con un escenario en el que los gases habían sido liberados: la encuesta encontró que los afectados tienden a ser las mujeres más que los hombres, y todos ellos tenían pruebas sanguíneas normales después de la exposición.


Las muestras que se tomaron de la sala de emergencias tampoco mostraron rastros de contaminantes en las proximidades, y quedaron completamente limpios. Teniendo en cuenta que no había absolutamente ninguna evidencia física de ninguna contaminación en Gloria Ramírez, la habitación en sí o cualquiera que se hubiera enfermado en su vecindad, Osorio y Waller, llegaron a la conclusión de que todo fue el resultado de algún tipo de histeria masiva, una teoría que no fue aceptada fácilmente por quienes habían estado ahí.


Durante esta segunda autopsia, se descubrió que su sangre contenía niveles anormales de dimetilsulfona, que, aunque naturalmente fue producida por el cuerpo humano, estaba en concentraciones tres veces más altas de lo normal, lo que teniendo en cuenta que esta sustancia generalmente desaparece del cuerpo en tres días. Fue una cantidad asombrosa. Por lo tanto, se especuló que Gloria había estado usando un compuesto llamado dimetilsulfóxido como un medicamento para el dolor autoadministrado, que se puede comprar fácilmente en una ferretería y generalmente se usa como desengrasante.


A veces también se usa como un remedio casero equivocado para el dolor, se extiende sobre la piel donde puede dejar un residuo aceitoso y además emana un olor a ajo. Según el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, Gloria probablemente había usado dimetilsulfóxido para ayudar a lidiar con el dolor de su enfermedad, después de lo cual, a través de algún tipo de reacción química poco comprendida, ayudado por las descargas eléctricas del desfibrilador, se transformó en el sulfato de dimetilo altamente tóxico y cancerígeno, que habría sido liberado.


En cuanto al olor a amoníaco, se supuso que las cantidades de Tylenol, lidocaína, codeína y un medicamento contra las náuseas llamado Tigan que se encontraban en la sangre de Gloria podrían haber formado una mezcla que podría haber creado aminas en el cuerpo, que huelen a amoníaco. Todo parecía una explicación perfectamente racional, pero otros no estaban tan seguros. Científicos y especialistas, aún dudan de la teoría, puesto que afirman lo siguiente:


“No obstante, aunque la hipótesis del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, pueda parecer una explicación satisfactoria, lo cierto es que no se sabe, en realidad, cómo el dimetil sulfóxido pudo transformarse en sulfato de metilo y ese es el misterio.”

Algunos profesionales médicos argumentaron que las cantidades de cualquiera de estos químicos en la sangre eran, aunque elevados en el cuerpo de Gloria, sin embargo, presentes en cantidades mínimas demasiado bajas para explicar el asco masivo que había ocurrido a su alrededor.


Además, se dudaba que, incluso si lo hubiera sido, el sulfato de dimetilo hubiera sido poco probable que causara los síntomas específicos exhibidos en los presentes, y con una velocidad tan rápida y decisiva. Tampoco se descubrió que este tipo de reacción negativa y volátil ocurriera en un cuerpo humano, especialmente sin acabar al huésped, y poner otro clavo en el ataúd de esta idea fue que no se encontró sulfóxido de dimetilo. Entre las pertenencias de la mujer sin vida en el hogar, así como el hecho de que su familia negó haberla usado alguna vez.


Considerando todo esto, la familia de Gloria ciertamente no compró la explicación oficial, en la medida en que hicieron una autopsia independiente realizada por un Dr. Richard Fukumoto. Desafortunadamente, en este momento habían pasado semanas desde que Gloria había perdido la vida, y también se descubrió que, dado que el cuerpo se había mantenido en una unidad de refrigeración defectuosa, estaba demasiado descompuesto para hacer mucho, dejando a Fukumoto incapaz de llegar a ninguna conclusión o encontrar una causa, y la familia muy molesta por el descuido.


Curiosamente, en este momento se descubrió que el corazón de Gloria también faltaba en el cuerpo por razones que no podían determinarse, y que no había sido devuelto de la oficina del forense. También resultaría que las muestras de sangre originales tomadas de Gloria también habían desaparecido. Esto y el estado del cuerpo convencerían a la familia Ramírez de que algo siniestro estaba sucediendo, y que el hospital estaba promulgando un encubrimiento, pero lo que podrían estar ocultando es una incógnita, con ideas que van desde armas biológicas secretas a una administración accidental de productos químicos utilizados para fabricar sustancias ilícitas que se envían fuera del hospital en bolsas intravenosas.


Mientras tanto, el cuerpo de Gloria Ramírez finalmente sería enterrado el 20 de Abril de 1994. 10 semanas después de perder la vida, y sin una respuesta concreta a lo que había sucedido. Ramírez fue enterrada en una tumba sin nombre en Olivewood Memorial Park en Riverside.


En la actualidad, el caso se ha “explicado” oficialmente con los hallazgos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, pero hay muchas personas que no se sienten cómodas con esa explicación, y menos aún la propia familia de Gloria Ramírez. ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Qué causó que esta pobre mujer fuera llevada a la sala de emergencias solo para enfermar y contaminar a todos los que se le acercaban?


¿Por qué es que no se presentaron pruebas físicas y, de hecho, qué pasó con el corazón y las muestras de sangre de cuerpo mal conservado? ¿Existe una explicación racional para todo esto o es una conspiración oscura que oculta algo decididamente más nefasto? Cualesquiera que sean las respuestas, Gloria Ramírez fue enterrada en esa trama junto con muchas preguntas sin respuesta, y sigue siendo un misterio muy discutido hasta el día de hoy.


Esa noche es una que el Hospital General de Riverside no ha podido olvidar. Su caso ha inspirado historias de programas televisivos dedicados a explorar el campo de lo paranormal como “The X files”, “Weird or What?”, y otros que recrean el mundo de la medicina y la ley como “Greys Anatomys”, el programa de Discovery “The new detectives” e incluso “La Ley y el Orden”. Los periódicos, la televisión y demás medios de comunicación hablaron del suceso durante semanas, y la posibilidad que un cuerpo humano soltara gases tóxicos era algo que capturaba la atención del público. Este caso desató una de las mayores investigaciones forenses en toda la historia, detectives médicos de múltiples organizaciones, locales, estatales y federales examinaron docenas de causas, desde un gas venenoso de una tubería rota hasta histeria colectiva.


Algunos años después del incidente, el periódico New Times LA publicó una teoría alternativa. En el reportaje se afirmaba que un grupo de personas al interior del hospital fabricaba ilegalmente metanfetamina y la contrabandeaba en bolsas intravenosas, una de las cuales terminó accidentalmente en el cuerpo de Gloria Ramírez.


Pareciera una teoría de la conspiración, y pocas personas creerían que en un hospital como éste se ocultara un laboratorio ilegal de metanfetamina. Sin embargo, la teoría surge a partir de que el Condado de Riverside ha sido uno de los mayores puntos de distribución de metanfetamina en los Estados Unidos.


Hasta ahora todas las hipótesis son debatibles. Por supuesto, para los forenses la teoría más aceptada es la del DMSO. Pese a que su falla principal es la falta de comprobación de un mecanismo capaz de convertir el metilsulfonilmetano en sulfato de dimetilo, por eso, figura como uno de los mayores enigmas en la historia de la medicina explicar la reacción en cadena que convirtió a Gloria Ramírez en la Dama Tóxica de Riverside.


 

Hasta ahora han sido 3 las crónicas que hemos contado en el podcast, y cada semana crecen mis ganas de contar nuevas historias para ustedes, espero que lo estén disfrutando tanto como yo, y si quieren vivir mejor esta experiencia recuerden que pueden encontrarnos en nuestra página de Instagram como @agnosticos_ para ser parte semana a semana de esta pequeña comunidad.


Sigue tu razón tan lejos como te lleve.

Mi nombre es Damian Medina y esto fue Agnósticos. Episodio 3.

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